
Formación
En 1959, con 19 años, se graduó de la Folkwang School y ganó una beca para continuar sus estudios en Nueva York. Ahí estudió en la Juilliard School desde 1960, teniendo como maestro a Antony Tudor, bajo cuya dirección bailaría por primera vez en el Metropolitan Opera Ballet. En esta segunda etapa formativa, Bausch también tuvo como profesores aJosé Limón, Alfredo Corvino y Paul Taylor, quien la dirigió como parte del New American Ballet.
Tras el brillante desempeño de Pina Bausch en Estados Unidos, Kurt Joos, su primer maestro, la convocó en 1961 para formar parte de su compañía en Alemania. Así, en 1962 se unió a la recién creada Folkwang Ballet Company, en principio como asistente de Joss y luego como solista. En 1968 dirigió su primera pieza como coreógrafa de la compañía: Fragment, con música de Béla Bartók; al año siguiente se convirtió en la sucesora de Joos como directora artística.
Trayectoria y Tanztheater Wuppertal Pina Bausch
En 1972, Bausch asumió como directora del Wuppertal Opera Ballet, que más tarde ella misma rebautizaría como elTanztheater Wuppertal Pina Bausch. Su primer trabajo en este cargo fue Fritz, con música de Wolfgang Hufschmidt, en 1974. Al año siguiente continuó sus experimentos con la danza escénica mezclada con ópera, cuyos resultados fueron las presentaciones de Iphigenia in Tauris y Orpheus and Eurydice.
También en 1975, Bausch coreografió La consagración de la primavera, deIgor Stravinsky. En este trabajo logró una conexión con el escenario basado en la humedad del suelo, acto que manifiesta las bases de su propuesta, donde la escena es parte importante de la coreografía. Al mismo tiempo, generó una cercana relación con el diseñador holandés Rolf Borzik, quien se convertiría en su marido y estrecho colaborador, y junto a quien desarrollaría propuestas performáticas alejadas de la danza clásica, abriendo un nuevo camino hacia la consolidación de la danza teatro.
Así, en 1976, con la coreografía de Los siete pecados capitales, del compositor Kurt Weill, Bausch se separa por completo de las convenciones del ballet clásico, introduciendo un método de ensayo en el que ella genera preguntas a sus bailarines, y crea una coreografía basada en sus respuestas, que se ven reflejadas tanto en lo físico como en lo verbal y visual de la pieza, que incluye textos hablados y música clásica y popular.
Sus otros trabajos con Borzik incluyen una larga lista de obras, entre las que se cuentan Bluebeard – While listening to a tape recording of Béla Bartók´s Opera, Duke Bluebeard´s Castle (1977), Come dance with me (1977), Renate inmigrants (1977), Café Müller (1978; su trabajo más conocido, definido como una pieza melancólica en la que los bailarines interpretan la sensibilidad humana en un escenario repleto de sillas y mesas que actúan como obstáculos); Kontakthof (1978), Arien (1979; el escenario es un piso de agua caliente) y Legend of Chastity (1979).
En 1980, a los 35 años, Borzik muere de cáncer. 1980 es interpretada por la crítica como un homenaje y despedida a su esposo, quien fuera su guía en la propuesta visual y performática de la compañía. Sus trabajos posteriores incluyen Bandoneón (1980), Walzer (1982), Carnations (1982; el escenario está compuesto por un piso de flores sobre el que los bailarines realizan la coreografía), On the mountain a cry was heard (1984), Two cigarrets in the dark (1985), Viktor (1986), Palermo, Palermo(1989), A tragedy (1994) y Danzón (1995). Bausch no alcanzó a presentar en vida Como el musguito en la piedra, ay sí sí sí, inspirada en una estadía en Chile (de ahí que eligiera como nombre el de la canción folclórica que solía interpretar Violeta Parra).
Durante la década de 1980, Bausch fue probablemente la bailarina que más influenció a las nacientes generaciones de danza contemporánea y al arte en general. Su influencia se aprecia en artistas tan diversos como Robert Wilson, William Forsythe y Maguy Marin. En 1984 la compañía se encargó del acto de apertura del Olympic Art Festival de Los Ángeles, lo que da claras luces del éxito de su trabajo.
Su propuesta de danza teatro
El trabajo de Pina Bausch está conectado con la tradición de la danza expresionista alemana –la Ausdruckstanz-, encarnando sentimientos de angustia humanaexistencial, anomia y disociación. Todos sus trabajos comparten similitudes esenciales: ausencia de argumento (en un sentido clásico), del sentido convencional de la progresión en escena y de referencias a lugares geográficos específicos. Sin embargo, la obra de Bausch tiene “una gran atmósfera de humor malvado, un patrón detantalización romántica y humillación”.1 Su trabajo se basa en la creación de breves episodios de diálogo y acción a menudo centrados en situaciones surrealistas, en el uso del cuerpo y en las relaciones entre este, el escenario y el vestuario.
Las piezas de Bausch a menudo involucran al público, introduciéndolos a la performance. Incluyen, además, interludios físicos que, por ejemplo, presentan a hombres y mujeres que pueden ser hermanos o antagonistas. La idea de Bausch es jugar con las convenciones del tiempo teatral sobre el escenario, estimulando un nuevo lenguaje construido por aparentes elementos dispares y aleatorios que producen un inequívoco balance interno que da vida a su propuesta de danza teatro.
La International Encyclopedia of Dance de la Universidad de Oxford define el trabajo de Pina Bausch como único, sosteniendo que su cuerpo de danza lo forman bailarines «de apariencia y perspectiva madura, donde cada uno alude a la superioridad multifacética y cosmopolita del mundo de Bausch. A menudo se quedan en la compañía durante décadas, y cuando alguien decide irse, varios cientos de aspirantes asisten a una audición en la que se sumergen en las técnicas de Bausch”,2 lo que señala cuán importante fue en vida, así como su legado, tras su muerte.
Su relación con el cine
En 1983, interpretó el papel de la princesa Lherimia en Y la nave va, de Federico Fellini. Pedro Almodóvar, en Hable con ella (2002), realizó una cita-homenaje a Café Müller, que funciona como pieza clave del argumento. En 2009, Bausch comenzó a colaborar con el director y documentalista Wim Wenders para la realización de una película sobre la compañía en formato 3D. Pina murió antes de estuviera finalizado el filme, que Wenders define como un homenaje a su memoria. El documental Pinase estrenó el 2011 en el Festival de Berlín y recibió varios premios.
