AUTORÍA:
CIMA- Asociación de mujeres cineastas y del audiovisual
Investigadora Principal: Fátima Arranz Lozano
Dpto. Sociología: Metodología y Sociología
Facultad Ciencias Políticas y Sociología
UNIVERSIDAD COMPLUTESE DE MADRID
faarranz@ucm.es
Madrid, 8 de septiembre de 2020
ÍNDICE
PRÓLOGO………………………………..4
INTRODUCCIÓN …………………………….6
I. ASPECTOS METODOLÓGICOS………………………………11
1 LA SEGREGACIÓN OCUPACIONAL POR GÉNERO………………………………………………………………..13
1.1 LAS CATEGORIAS PROFESIONALES POR SEXO ……………….13
1.1.1 Tipología y criterios aplicados para la medición de la estructura ocupacional. …………….13
1.1.2 Distribución y comparación por grupos profesionales……………..15
1.1.3 La segregación ocupacional vertical: resultados por grupos profesionales ………………….17
- APROXIMACIÓN A LAS SERIES TV DESDE LA ESTEREOTIPIA DE GRUPOS Y PERSONAJES…………..27
2.1 ESTEREOTIPOS Y REPRESENTACIÓN DE LAS MUJERES EN EL AUDIOVISUAL …………………………………………29
2.2 MÉTODO DE APROXIMACIÓN A LA ESTEREOTIPIA Y ROLES DE LOS PERSONAJES …………………………………..30
2.3 LA ESTEREOTIPIA Y LOS ROLES DE LOS PERSONAJES PRINCIPALES DE LAS SERIES TV……………………………….31 - ANÁLISIS DE CONTENIDO SOBRE LA REPRESENTACIÓN DE MUJERES Y VARONES EN LAS SERIES TV DE PRODUCCIÓN ESPAÑOLA (2018-2019……………..35
3.1 ASPECTOS METODOLÓGICOS DEL ANÁLISIS DE CONTENIDO ………………………………………………………………35
3.1.1 Las categorías del análisis utilizadas…………………………………………………………………………36
3.2. PRINCIPALES RESULTADOS DEL ANÁLISIS DE CONTENIDO…………………………………………………..39
3.2.1 Las diferencias de género en el protagonismo ………….39
3.2.2 Algunas características de los personajes femeninos y masculinos…………………………….43
3.2.3 ¿Cómo son representadas las relaciones entre mujeres?………………………………………….47
3.2.4 ¿Cómo son representadas las relaciones entre varones?………………………………………….48
3.2.5 Relaciones familiares…………………..49
3.2.6 Parejas………………………………………..54
3.2.7 Relaciones sexuales……………………………..56
3.2.8 La cosificación sexual de las mujeres…………………57
3.2.9 Machismo…………………………………………….58
3.2.10 Violencia masculina: Violencia de varones a otros varones…………………………………..60
3.2.11 Violencia femenina: representación de la violencia de las mujeres ………………………..64
3.2.12 Violencia contra las mujeres…………………………..67
3.2.13. La representación de la violencia masculina y la violencia femenina…………………………….71
CONCLUSIONES……………………………………74
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………..80
CONCLUSIONES
Por su alto consumo, las series tv se están convirtiendo en las protagonistas de los relatos que produce la industria del audiovisual. A esto se le añade que el relato es esencial en la vida de los humanos, no sólo por sus cualidades de entretenimiento o en algunos casos terapéuticas, sino también debido a sus especiales características que serán las que más afectan a los mapas emocionales y sentimentales del universo simbólico de los individuos (Thompson, 1998; Alexandre, 2003 y Aguilar, 2010). En otras palabras, llegamos a creer que son espejos humanos, sin pensar que lo que muestran es un retrato parcial y deformado e interesado de la realidad, en definitiva, ideológico. Los indicadores objetivos desarrollados en nuestra investigación, desde la perspectiva de género, constatan que, si bien el relato de las series tv es socialmente compartido, sin embargo, su creación y producción queda en las manos exclusivas de los varones. Los indicadores objetivos desarrollados en nuestra investigación señalan, como primer dato preocupante, el reflejo de la discriminación de género. Así, se nos muestra que del total de las 18 series analizadas en la muestra11 , sólo una es puramente de autoría femenina. Por tanto, salvo esta serie de creación femenina y las escasas mujeres que conforman, el que hemos denominado grupo mixto conformado (8 entre hombres y mujeres -16%-), la autoría queda definida por esos 39 varones (78%), que dirigen buena parte del mundo de la ficción audiovisual en nuestro territorio. En concreto ¿dónde están situados profesionalmente hombres y mujeres? A partir del análisis de la jerarquía ocupacional, según el sexo en la producción de las series tv, se observa que, además de la posición tan favorecedora al sexo masculino, al encontrarse en los puestos altos de la pirámide ocupacional, en el conjunto del universo profesional, la posición de este grupo es también mayoritaria. Así, por cada mujer trabajando se contabiliza la presencia de dos hombres. Los resultados también evidencian la tendencia que nos dice que conforme es más alta la posición en la pirámide ocupacional, se observa una menor presencia de mujeres, mientras que en la base de la pirámide, en las posiciones más bajas, se constata la situación inversa: es dónde se concentran las mujeres. Los varones están presentes de forma mayoritaria en casi todos los grupos que componen las distintas categorías profesionales, especialmente en las ocupaciones vinculadas a funciones directivas, técnicas y artísticas, por su parte, la presencia de las mujeres es tan sólo mayoritaria en el grupo de especialistas, que está integrado por las categorías de peluquería, maquillaje y vestuario. Por lo tanto. Este desequilibrio revela tanto la segregación ocupacional vertical, como la horizontal de las mujeres en el ámbito de la producción nacional de las series tv.
El otro eje del estudio se ha circunscrito a la dimensión comprendida por los contenidos en las series tv de producción nacional que cuentan con mayores índices de audiencia de las cadenas españolas más vistas y las plataformas de video que emiten series en nuestro país. Si bien el conjunto de la investigación se vertebró sobre la dimensión de género: mujeres y hombres en las series tv, sin embargo, a la vista de los resultados de la autoría de las series, este eje dedicado al análisis de contenido de las series ha tenido que prescindir de la comparación de los elementos que conforman el relato según hombres y mujeres y conformarse con analizar el único contenido posible: el de la representación según los varones. De la observación efectuada, de acuerdo con la tipología de análisis: Prime Time, Juveniles y Sobremesa, se puede concluir lo siguiente:
1. Las diferencias de género en el protagonismo Prácticamente en la mitad de las series analizadas el protagonismo predominante es el que hemos denominado como coral -mixto-(45,4%), siendo este rasgo más acusado en el rango Juvenil (69,8%). El resto del protagonismo, según el sexo,se reparte de una manera equilibrada entre varones y mujeres. Estando el protagonismo femenino (28,2%) dos puntos por encima del masculino (26,4%). Llama poderosamente la atención que un avance tan notorio en el número protagonistas de mujeres se corresponda con una participación casi nula de mujeres como creadoras en este campo del audiovisual. También es cierto que el número de mujeres protagonistas es un dato apreciable, en busca de un equilibrio en la representación de las relaciones de mujeres y hombres, sin embargo, como evidencian el resto de los indicadores que observan estas relaciones, en las pantallas se siguen representando los roles y estereotipos que minusvaloran el mundo de las mujeres al tiempo que promueven una masculinidad estereotipada. Las diferencias de género en el protagonismo de acuerdo con los rangos establecidos señalan comportamientos curiosos, como por ejemplo que los protagonismos femeninos abundan más en las series tv de Sobremesa o Juvenil que en Prime Time, en este rango son los hombres con un 31,9 % los que ganan al protagonismo femenino (25,4%). Se constata a lo largo del análisis como las series de Sobremesa e incluso las de Juveniles muestran una preferencia por representar los mundos de las mujeres, por tanto, dónde abundará mayormente la repetición de los roles tradicionales (patriarcales) con que se presentan a las mujeres y a los varones.
2. La inamovilidad de los roles tradicionales de hombres y mujeres A la luz de los datos las mujeres siguen siendo mayoritariamente representadas en la faceta que se conoce como “feminidad” (82,2%), esto es, una representación en que las mujeres destacan por su pasividad, lo que se conoce como figurar de “florero”, o su actividad se limita a ser las protagonistas de los cuidados de los otros, a través, bien del amor en la pareja, bien como soporte emocional y atención material de las necesidades de la familia. Su desempeño en el mundo del trabajo es representado tan solo con un 14%, descontado el 2,5% en el que las mujeres aparecen como trabajadoras domésticas. El trabajo doméstico femenino se dispara hasta el 19,5% en el rango de Sobremesa, justo el que es considerado como femenino. Estos datos de la actividad laboral contrastan con 76 la realidad social en España dónde hombres y mujeres tienen tasas de actividad no tan distantes como las que son representadas. Así, la tasa de actividad en España en 2019 fue de 53,3% para las mujeres y de 64,3% para los hombres.
3. Las “buenas mujeres” y los “chicos malos” Si bien la medición del tipo de relaciones positivas (complicidad, cariño y ayuda) y de las relaciones negativas (conflictivas, enemistad o rivalidad) están marcadas por la misma tendencia (puntúan más las positivas que las negativas) tanto en el interior del grupo de varones como el de mujeres. Es curioso como las relaciones positivas entre las mujeres es de un 71,5% y las negativas un 28,5%. Otro tanto ocurre en la representación de las relaciones positivas entre los varones que también es superior a la negativa, un 60% frente a un 40%, lo que sí que es cierto, sin embargo, es que en este grupo la diferencia entre ambas posiciones es menor -20 puntos- que la diferencia observada en las mujeres que es de 43 puntos. De aquí ¿podemos inferir que los varones se representan a sí mismos como más conflictivos que las mujeres y también que las relaciones entre mujeres son más armoniosas que las que se dan al interior de su grupo? Esto dicen los resultados globales, ahora bien, si consideramos el dato de las series de Sobremesa (es dónde la puntuación siempre es más positiva en las relaciones intra-rangos), para mujeres se sitúa en 88,7% y para varones 81,2% en relaciones positivas. Al tiempo, el rango Juvenil destaca porque también puntúa más alto en las relaciones negativas (34,4% mujeres y 45,3% varones). Con esta información cabe sospechar que la bondad o la maldad está en función del rango que observamos de las series tv. Las producidas para Sobremesa -mundo “femenino”- pesa más la representación positiva de las relaciones sociales (lo que imaginan los creadores que es la feminidad), mientras que la representación del conflicto, la rivalidad y la enemistad es asunto de la identidad masculina, y más si son varones jóvenes.
4. La Familia y la pareja La familia ocupa un protagonismo muy importante en las series tv analizadas. Tal y como se representan las relaciones sospechamos que se produce una idealización de éstas, puesto que el amor y el cariño se refleja mediáticamente en la muestra con el doble de apariciones que el conflicto. También se constata que el mayor peso en el universo familiar es el que se atribuye a la madre, aunque no hay mucha diferencia con respecto al papel del padre. Por rangos se vuelve a reflejar que en el de Sobremesa, lo que se considera mundo femenino con cierta edad, las relaciones que se representan tienden más a la armonía. Por el contrario, será en el rango Juvenil donde aparece más el conflicto familiar, sobre todo el representado por madre e hija. Sin embargo, los varones son mucho más importante, a tenor de los datos que muestran una diferencia de 12,7% a 3,4% en la representación de las relaciones entre hermanos frente a hermanas. Otra diferencia a favor de los varones que también se repite con el cuñado (en inglés: brotherin-law), siendo además la relación familiar más representada, no de primer grado, que el resto de relaciones familiares. Sin duda, este sesgo de sobre-representación se debe a la importancia que tienen entre la masculinidad la fratria. Sin embargo, llama 77 poderosamente la atención que la representación de lxs abuelxs es bastante baja, quedando por detrás incluso de la representación de lxs primxs. Frente a cierta idealización en mostrar las relaciones familiares, curiosamente, esto contrasta con el hecho de que las relaciones de pareja no son tan positivas, por lo que se asemejan bastante más a la realidad no ficcionada. Conflicto y armonía en las relaciones mediáticas de pareja se reflejan de manera muy equilibrado (54,75% frente a 45,3%). Se vuelve a observar la pauta de que las series de Sobremesa se destacan por una representación que minimiza el conflicto y exalta el amor y los cuidados, también en el rango Juvenil nos encontramos con la reiteración de los estereotipos y así se presentan las relaciones de pareja muy similares en los porcentajes que las representan de manera negativa como positiva, también es el rango que puntúa más alto en situar a las parejas mostrándose más indiferencia, al tiempo que es dónde más abundan las infidelidades.
5. La sexualidad de mujeres y hombres y la cosificación de las mujeres Las relaciones sexuales alcanzan una representación en el conjunto de las series tv analizadas de un 8%. Las relaciones homosexuales no quedan mal representadas, numéricamente, alcanzando un 14,8% de ese conjunto, si tenemos en cuenta que la cifra que se baraja es de un 6,9% de personas que se declaran del colectivo LGTB y de un 16% que dicen haber mantenido relaciones homosexuales entre la población joven (26-34 años). Lo que es curioso es que hay una sobre representación de la homosexualidad femenina en relación con las masculina. Las lesbianas son protagonistas en series corales como Amar es para siempre, Las Chicas del Cable, Vida Perfecta, La Verdad o Skam España, mientras que los varones gay tienen cierto protagonismo solo en las series, La Casa de Papel, Vivir sin permiso y Élite (trio con una mujer) Si comparamos el dato anterior, ese 8% alcanzado en la representación de todas las relaciones sexuales de las series y el algo superior 6,3% de la cosificación explícita de las mujeres que se muestra, podemos inferir que se puede considerar este último como un dato alto. El rango de Sobremesa, como era esperable (en función de su público target: las mujeres de cierta edad) es dónde desciende la cosificación de las mujeres casi hasta la mitad con un 3,2%.
6. La representación de la violencia masculina y la violencia femenina Si es preocupante que las mujeres no figuren prácticamente como creadoras, también lo es y en la misma medida el hecho de que la violencia masculina se siga representado de manera abundante como un rasgo de la identidad masculina. La violencia masculina catalogada, como violencia de varones contra varones y la violencia contra las mujeres, tiene un porcentaje muy alarmante, situándose en el 58,4% del total de las secuencias analizadas. Como hemos comentado más arriba, el fenómeno de la violencia contra las mujeres, en algunas series es narrado como el prototipo de violencia de género en pareja, quedando expuesto y resuelto en pocos capítulos de la serie. El tratamiento, si bien se hace desde una óptica crítica, sin embargo, se apoya en un cliché que lleva a considerarlo como hecho puntual, debido al carácter patológico que se da al maltratador (personaje 78 que en todo momento es considerado como negativo). El suceso, además, queda aislado y contrasta con el resto de los comportamientos masculinos con las mujeres que son presentados de manera ideal. El maltratador es único entre el resto de varones protagonistas, además éstos suelen ser representados como héroes, príncipes o chicos buenos o si no rayando estos roles. Los datos también arrojan cierta similitud con los datos de la realidad no ficcionada. La violencia de los hombres solo contra ellos mismos (24%) supone el doble de la que violencia física y violencia psicológica (12%) que infligen a las mujeres. Sin embargo, la suma de la violencia simbólica expresada en las categorías Machismo (palabras, actitudes y acciones -16,4%-) y Cosificación (6,3%) sumadas al resto de violencias contra las mujeres (física, psicológica, etc.) asciende hasta un 34,6%, del total de las secuencias analizadas, dato que consideramos muy preocupante. Además, aunque ha quedado fuera de nuestro objeto de estudio, habría que añadir a esta suma la violencia mediática que divulgan otros medios de comunicación (videojuegos, comics, etc.), siendo el más preocupante de todos, por su dureza y su fácil acceso en Internet, la violencia sexual contra las mujeres proveniente de la pornografía. También en las diferencias según los rangos de la tipología se repite la pauta: Sobremesa sigue mostrando la representación más amable (no hay conflictos, no hay violencia). Se evitan las representaciones y las agresiones violentas –son prácticamente inexistentes- y puntúa por debajo de la media del rango en las categorías: Machismo, Violencia contra los varones e incluso en la Violencia contra las mujeres. El rango Prime Time es por el contrario el tipo dónde encontramos los porcentajes más alto en la representación de la violencia masculina de todo tipo, aunque el rango Juvenil queda siempre bastante cerca en puntuación de todas las categorías relacionadas con la violencia. Las mujeres también están siendo representadas con actitudes agresivas, por supuesto no en la misma proporción e intensidad que los varones, principalmente en las categorías de violencia de tipo física y verbal. Prueba de ello es que la proporción se aproxima a la mitad de la que registran los varones en esas mismas categorías. Sí que es cierto que la mayoría de las veces la violencia física, es de tipo reactivo, es una violencia de defensa, de respuesta ante un ataque de un hombre y en mucho menor medida de otra mujer. Es notable la tendencia en el rango Juvenil que aparece en las series tv. Las mujeres con actitudes verbales violentas quedan tan solo a un punto de diferencia de sus colegas varones. Las series de Sobremesa vuelven a mostrar que son, de manera más notoria, en las que se representan menos los conflictos, incluidas las agresiones físicas o verbales. Por el contrario, el rango que más puntúan las mujeres violentas es Prime Time. En resumen, la representación de las relaciones de los hombres y de las mujeres, a través de las series tv, llevan la marca de la diferenciación de géneros según estiman esa realidad sus creadores. Y esto significa el uso (y abuso) de estereotipos tanto de los personajes masculinos como femeninos. Al ser el protagonismo coral, el tipo más abundante de protagonismo reflejado en el conjunto de las series tv analizadas, sucede que lo más frecuente es que en ellas se de cuenta, a modo de catálogo, de todos los estereotipos y 79 roles más comunes, teniendo todos ellos el sesgo patriarcal. Sesgo que tiene la función de mantener el orden de subordinación de las mujeres. Es cierto que la proporción de mujeres protagonistas se ha incrementado cuantitativamente manteniendo proporciones semejantes al protagonismo masculino, pero a cambio de reincidir más en los estereotipos que se fundamentan en una feminidad, pasiva que solo parece activarse ante la búsqueda del amor de la pareja o el cuidado de los hijos. En donde el trabajo ocupa en su vida un pequeño espacio. Mujeres representadas principalmente en trabajos feminizados, que adolecen tanto de la discriminación vertical como de la horizontal: a) baja cualificación profesional como: el servicio doméstico, peluqueras, camareras, costureras, telefonistas y b) mayor formación, pero profesiones encuadradas en los cuidados o los servicios: secretarias, enfermeras, periodistas, médicas, actrices, modelos o policías. Su rol familiar sigue siendo el eje central y motivacional de sus vidas. También se apuntan “nuevos modelos” de mujeres, sobre todo las más jóvenes, pero la mayoría son esquematizadas con las pautas de comportamiento masculino en todos los órdenes de la vida: desde el tipo afectivo, al sexual, pasando por las relaciones de amistad o el trabajo. A estas similitudes con el mundo masculino, se les suele poner el límite en que se las sigue considerando con un alto grado de dependencia (de pareja o familia) o contando con una autonomía tutelada por un varón (padre, jefe, novio, etc.). Las series tv de producción nacional tienen efectivamente un relevante protagonismo femenino numérico, pero sus universos diegéticos siguen girando alrededor del mundo masculino. Aparecen instrumentalizadas en las tramas que piensan y desean sus creadores en dónde la cosificación de su cuerpo buena parte de las veces es empleada para justificar su aparición en el relato. Son pocas las mujeres que protagonizan o coprotagonizan una serie que no sean físicamente deseable, a no ser que se planteen como cuota o como contrapunto a otra protagonista -guapa- o para encarnar la maldad femenina. Por tanto, no hay novedades destacalbe que no pasen por la mirada patriarcal en la representación de las mujeres en las series tv más allá de una mayor presencia cuantitativa. Otro tanto ocurre en la representación masculina, hay pocas novedades en su representación respecto a los modelos clásicos de masculinidad a los que nos tiene acostumbrado el mundo cinematográfico: héroes, hombres buenos, sensatos, aunque también abundan los que quedan al otro lado de la ley y con ansías de poder sin límites. Los roles masculinos de manera prioritaria siguen girando alrededor de una identidad que persigue el poder, de cualquier índole, justificando de ese modo el empleo de la violencia, incluso a la vista de algunas series se puede pensar la relación inversa. Alguna serie como Gigantes muestra de manera sintética esa total fascinación por representar uno y otro elemento. Por supuesto, en ese mundo masculino las mujeres son representadas no sólo en menor medida sino también como apéndices circunstanciales porque la verdadera y auténtica historia se dirime entre ellos.
11 Recordamos que nuestra muestra es representativa del universo en estudio, en 2018 el total de series, de producción nacional, estrenadas fue de 31 series, de las cuales sólo 3 fueron dirigidas por mujeres, según Onieva (2019)